NUTRYSALUS
La grasa corporal total es la combinación de grasa esencial para nosotros y la que almacenamos. Ésta se expresa en porcentaje del peso total y los valores que presente cada persona pueden influir en su estado de salud.
La grasa que se almacena hace referencia a las reservas de energía, sobre todo en forma de triglicéridos en nuestro tejido adiposo. La mayor parte de este tipo de grasa es prescindible. Las reservas de grasa varían según el estado en que nos encontramos y nuestras necesidades. Así sucede en épocas de crecimiento u otras etapas de la vida como el embarazo. También influye el ejercicio físico que practicamos.
“Las reservas de grasa varían según el estado en que nos encontramos y nuestras necesidades”
Belén Ortuño
¿De qué está compuesto el tejido adiposo?
Debajo de nuestra piel se encuentra el tejido adiposo, que se compone fundamentalmente de grasa, pero también contiene proteína y agua. El porcentaje de estos componentes en nuestro tejido adiposo varía en cada persona. Por un lado, encontramos con tejido adiposo blanco que almacena energía como reserva de triglicéridos, da protección a los órganos abdominales y ayuda a mantener el calor. Por otro, existe el tejido adiposo pardo, que encontramos principalmente en niños recién nacidos y en algunos adultos. Su objetivo es aportar calor corporal y controlar el gasto energético.
Desequilibrio del peso, los pilares de la salud
El sobrepeso aparece, principalmente, cuando hay un desequilibrio entre los alimentos que consumimos y la actividad física o ejercicio físico que realizamos. Además, hay múltiples factores que favorecen el desarrollo de la obesidad como el estilo de vida que tenemos, el ambiente y nuestros genes.
Genética
La herencia y la genética determinan en gran medida la regulación de nuestro peso. Existen factores hormonales y nerviosos que están implicados en nuestro peso en la edad adulta. Por ejemplo, las señales hormonales que determinan la saciedad y nuestro comportamiento alimentario. Éstas pueden influir de manera negativa o positiva en nuestra composición corporal.
Por otro lado, el número y el tamaño de nuestras células adiposas, la distribución de nuestra grasa corporal y la tasa metabólica basal (nuestras necesidades energéticas diarias) también dependen, en cierta medida, de nuestros genes.
Existen estudios que muestran que las elecciones alimentarias y los hábitos de vida pueden activar o desactivar los genes que desencadenan la obesidad.
Inflamación
El tejido adiposo genera citocinas. Son proteínas cuya función en nuestro organismo es coordinar la respuesta del sistema inmunológico activando o inhibiendo las funciones de células específicas. Pueden ser pro y antiinflamatorias. Esto puede desencadenar insensibilidad a la insulina, hiperlipidemias, pérdida de proteínas musculares y estrés oxidativo. Se ha observado relación entre la obesidad (que genera un estado inflamatorio) y enfermedades como algunos tipos de cáncer, diabetes tipo 2 y trastornos cardiovasculares.
La importancia del descanso
La falta de sueño puede trastocar los mecanismos que regulan nuestro sistema endocrino y con ello las hormonas que regulan el hambre y el apetito. Esto puede causar una ingesta energética excesiva y almacenamiento de grasa.
Se ha visto relación entre la falta de sueño y las alteraciones del ritmo circadiano, como ya hemos comentado en posts anteriores.
El estrés
Cuando estamos en condiciones de estrés, se libera la hormona de cortisol estimulado así la secreción de insulina. Además, el estrés crónico también puede producir cambios en el apetito.
Microflora intestinal
Existe una relación entre la población de nuestra microbiota (los microorganismos que la forman) y la absorción de nutrientes. Se ha estudiado que ciertos tipos de bacterias, como las firmicutes y bacteroidetes, actúan incrementando o reduciendo el peso en función del estado nutricional de cada persona. Se ha visto que aquellas personas cuya composición corporal presenta un porcentaje de grasa menor, tienen más cantidad de bacteroidetes y que aquéllas que tienden a acumular grasa y padecer obesidad o sobrepeso presentan más bacterias firmicutes.
Disponibilidad de alimentos
Actualmente la gran disponibilidad de alimentos favorece la mala elección. Tenemos muchas opciones y sobre todo aumentan las menos saludables. En el mercado actual hay gran cantidad de productos que contienen grasas y azúcares simples, lo que contribuye a generar un exceso de grasa. Consumimos calorías en exceso.
Estos alimentos además de ser altamente calóricos son muy palatables, por lo que su consumo aumenta sobre todo en la edad infantil. Además, en su publicidad, se venden como saludables en la mayoría de los casos o que aportan algún beneficio a la salud de los más pequeños. Sin embargo, el consumo de alimentos tan palatables y ricos en azúcares o en sal puede generar a corto y largo plazo una distorsión del sabor y con ello el rechazo de alimentos en su forma natural por parecer “sosos”.